La nacionalidad española no es algo "sagrado" que perdure en el tiempo en todas las circunstancias. Hay ocasiones en que puede perderse y estas vienen reguladas en el artículo 24 del Código Civil. A modo de ejemplo, puede perderla en las siguientes circunstancias:

1) Los emancipados que, residiendo habitualmente en el extranjero, adquieran otra nacionalidad, salvo que esta misma sea la de un país iberoamericano, Andorra, Filipinas, Francia, Guinea Ecuatorial o Portugal.

2) Que utilicen exclusivamente la nacionalidad extranjera que tuvieran atribuida antes de la emancipación.

3) Los españoles residentes en el extranjero que hayan nacido en el extranjero a partir del año 1985 y que, a su vez, sean hijos de padres españoles nacidos en el extranjero. En estos casos se perderá la nacionalidad española si, antes de cumplir los 21 años, no expresa su voluntad de conservar la nacionalidad española.

Un ejemplo muy típico sería un nacional marroquí que, habiendo adquirido la nacionalidad española, se traslada a Gibraltar (Reino Unido) como residente en aquel territorio y se identifica y usa en todo momento su pasaporte marroquí en aquel territorio durante más de tres años, sin hacer uso de la nacionalidad española. Para este caso sería necesario manifestar la voluntad de conservarla antes del plazo de tres años.